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21 diciembre 2010

Posiciones disueltas por la ley electoral

Una de las consecuencias de la antedemocrática ley electoral española es que algunos dirigentes de partidos de izquierda, para poder intervenir en los designios del país, terminan integrándose como corriente en el PSOE y haciendo desaparecer su voz propia.

Manuel de la Rocha, diputado por el PSOE, pero miembro y antiguo portavoz de Izquierda Socialista, y militante de UGT, acudió el sábado en Madrid a la manifestación convocada por los sindicatos contra la ampliación de la edad de jubilación "para pedirle al Gobierno que no la suba a 67 años". En una entrevista para Público afirma no sentirse igual en el partido y el sindicato "en materia de pensiones y de política social desde el giro del Gobierno [... que incluyó] políticas que no tienen que ver con el ajuste fiscal. Por ejemplo, la reforma laboral que, junto a algunos aspectos positivos, tiene como eje el abaratamiento del despido y el incremento del poder de los empresarios. Estos dos elementos van a significar en los próximos años una transferencia muy importante de indemnizaciones que pierden los trabajadores en favor de los empresarios. Además, está la desaparición de la ayuda extraordinaria por desempleo de 426 euros, que va a dejar al 8% de los parados sin prestación. El culmen de ese giro es la reforma de las pensiones [...] errores, porque son medidas innecesarias para el ajuste y confrontan con los sindicatos. Están hechas a favor de los mercados financieros y de las propuestas de la derecha económica y política [...] el Gobierno está ahondando muy profundamente una separación respecto de las bases sociales de la izquierda."

Sin embargo, reafirma que "todo miembro de un grupo parlamentario, mientras lo sea, tiene que asumir la decisión democrática del grupo", y que no se plantea romper con la incongruencia de votar contra su conciencia. En el caso de su voto a favor de la reforma laboral, desvela que "mi voz coincidía con UGT, los sindicatos y mucha más gente de la izquierda, pero el voto se debe corresponder con la decisión democrática del grupo".

Por último, afirma que "hay muchos diputados del PSOE que viven una profunda inquietud sobre dónde nos llevan estas políticas sociales que son, en muchos aspectos, políticas de recortes sociales [...] el Grupo está muy sometido a la primacía del Gobierno. Eso nos tendría que llevar a otra reflexión. El partido debería tener una voz diferenciada del Ejecutivo, marcar horizontes estratégicos y no estar sujeto al día a día al que se ve sometido el Gobierno. Debería marcar una estrategia más clara que ahora falta en este momento. [...] Hay margen para otra política. Cuando uno se somete tanto a los mercados y entrega permanentemente lo que le piden, acaba en manos de una dinámica infernal y sin límite. El actual modelo de globalización financiera va contra el estado del bienestar. Su objetivo es limitarlo mucho. Si vamos haciendo concesiones, nunca tendrán límite."

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