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23 mayo 2014

Valenciano nos toma por tontos a mujeres y hombres por igual

Un alemán al frente de la Comisión Europea, como nos propone el PSOE con Martin Schulz, produce recelos en los países del Sur, aunque no es que nos haya ido muy bien con un portugués como José Manuel Durão Barroso, cómplice de los efectos de la austeridad, la cual, según Elena Valenciano, candidata a eurodiputada por el PSOE, se le ha dejado imponer a Alemania porque "mucho antes de la crisis, se empezó a apuntar esta deriva [...] según la cual las decisiones las toman los gobiernos europeos en vez de ser decisiones compartidas con [...] la Comisión y el Parlamento". Y además "porque ha habido una hegemonía espectacular de la derecha europea tanto en la Comisión, como en el Parlamento como en el Consejo" (entrevista en el diario publico.es).
¡Pero, señora! Que del 2004 al 2011 nuestros representantes en el Consejo eran del PSOE.
Que al actual presidente de la Comisión lo votaron el Partido Popular Europeo (PPE) y una parte de los socialistas que incluía a los españoles.
Que en el Parlamento Europeo socialistas y populares han votado juntos en el 66,73% de los asuntos económicos y monetarios, entre ellos los presupuestos anuales de la UE o el informe relativo a la labor económica de la Troika, que han votado juntos el 67,89% de los temas de empleo y asuntos sociales, el 66,28% de las políticas sobre libertades civiles, justicia y asuntos de interior, el 77,72% de las relaciones internacionales, política exterior de seguridad y defensa y derechos humanos, o el 80,2% en agricultura, y ya sabemos lo contentos que está el campo español con este gran "pacto" PP-PSOE.
Por no hablar de que Schulz "llegó a la Presidencia del Parlamento Europeo por un pacto con el Partido Popular y, en alianza con Angela Merkel, prepara medidas para expulsar de Alemania a los ciudadanos europeos sin recursos" (Luis García Montero, en el mismo diario).
El ascenso a la política de su país le llegó al candidato que nos propone el PSOE, de manos del excanciller Gerhard Schröeder, en 1999, cuando pasó a formar parte de la Ejecutiva Federal del SPD, el cual, aun gobernando en solitario, decidió recortar el período máximo de cobro del paro a 12 meses y restringir las categorías de parado crónico y de beneficiario de la ayuda social, lo que les hizo perder una tercera parte de sus militantes, llevando a cientos de miles de socialdemócratas a votar a Die Linke (La Izquierda) de Oskar Lafontaine cuando constataron que las reformas sociales de Schröder, como la jubilación a los 67 años, agrandaban la diferencia entre ricos y pobres.
En 1985, el "socialista" Carlos Solchaga vendía, por ejemplo, Viajes Marsans (que acabaría en manos de Díaz Ferrán) a Trapsatur, y al año siguiente el 100% de Seat a Volkswagen, en la que el gobierno de Helmut Kohl de 1983, inaugurador de las privatizaciones en Alemania, había cancelado la participación federal. Décadas después, Zapatero se marchaba cuando tenía la intención de continuar privatizando, esta vez el 49% de AENA y el 30% de Loterías y Apuestas. El capitalismo "ha perfeccionado la capacidad de compra o chantaje de los lobbies, la compra de medios de comunicación [...] aumentando [...] la sensación de estafa que aleja las personas de la política. Como afirma Krätke, el capitalismo [...] es la corrupción cotidina, el fraude sistemático, el crimen internacionalmente organizado" (Àngels Martínez i Castells, en "Reacciona").
Así, los que aceptan las reglas del capitalismo se abstienen y, los que no, mandan sus votos a la izquierda del PSOE.

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