Sólo cuando Alemania empieza a ofrecer síntomas de estancamiento, el Banco Central Europeo (BCE) se ha dignado a bajar los tipos de interés un 0,25, hasta el 0,75%, su mínimo histórico. Sin embargo, las bolsas descendieron y la prima de riesgo de la deuda española volvió a acercarse a los 540 puntos, pues los mercados esperaban más medidas de estímulo en materia monetaria, para facilitar al sistema financiero más liquidez que permita un crecimiento del crédito.
Hace dos años, Britta Weidenbach, gestora de fondos de activos europeos en DWS, del Deutsche Bank en Frankfurt reconocía que "las previsiones de una subida de los tipos se han retrasado cada vez más" y "sin duda, esto tiene un lado positivo": los exportadores se beneficiaban de ventas en Estados Unidos más rentables debido a la caída del 15% del valor de euro respecto al dólar durante 2010 por los problemas de Grecia, España y Portugal. Un análisis de Citigroup no les pronosticaba a estos países tantas ganancias como a los del norte.
Sin embargo, cala el mensaje alemán de que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades. España no sólo cumplió el Pacto de Estabilidad y Crecimiento de 2004-2005, sino que tuvo equilibrio primero y superávit después; mientras que Alemania lo modificó con el apoyo de Francia. Además, "en 2000, tras sufrir el pinchazo de la burbuja tecnológica, el Gobierno alemán necesitó que el BCE bajara los tipos de interés" y ahí estuvo Jean-Claude Trichet para proporcionar una "bajada de los costes de los préstamos para otros países de la eurozona" que "alimentó burbujas especulativas de activos [...] que permitieron a Alemania salir de su propia recesión, trufada por un excesivo endeudamiento privado, relanzarse como potencia exportadora, y saltar de un modesto déficit comercial y gozar en 2007, en el inicio de la crisis, del mayor superávit comercial del mundo, con dos tercios de sus exportaciones destinados a Europa" (Ernesto Ekaizer en 'Público', 25/06/2010).
El euro facilitó a las entidades financieras endeudarse en el exterior a tipos de interés bajos y, ante la perspectiva de fuertes beneficios, arrastraron a un mayor consumo que una gran masa de población con ingresos mermados por un empeoramiento en la distribución de la renta, no se podía permitir.
El euro facilitó a las entidades financieras endeudarse en el exterior a tipos de interés bajos y, ante la perspectiva de fuertes beneficios, arrastraron a un mayor consumo que una gran masa de población con ingresos mermados por un empeoramiento en la distribución de la renta, no se podía permitir.
"Es el proceso de desendeudamiento del sector privado, antes que una profunda falta de competitividad estructural de la economía, lo que hace prever que la recuperación económica española será más débil [... Es] la demanda doméstica, el crecimiento del crédito y las burbujas de activos y vivienda, a raíz del tipo de interés vigente en la eurozona" (informe de la agencia Fitch Ratings, en íbidem). Ese enorme endeudamiento de las familias con el consiguiente incremento en el déficit de la balanza por cuenta corriente, llevaba al sector privado
español a unos niveles de deuda 61 puntos por encima de la media de la
Eurozona a la par que el informe trimestral sobre la zona euro que la Comisión Europea publicaba el 24 de junio de 2010,
alertaba de que la deuda privada provocaría un "período prolongado de
crecimiento lento" que afectaría a la oferta y la demanda: el consumo asistirá a "una débil demanda doméstica y una importante reestructuración en el lado de la oferta". "Al menos, el Gobierno redujo considerablemente la deuda pública en los últimos años", aseguraba en esa altura Paul de Grauwe, economista y profesor en la Universidad de Lovaina (Bélgica).
Ni siquiera las modestas predicciones de Bruselas, que mencionaba también la burbuja inmobiliaria de Irlanda, cuya diferencia con la media de la deuda privada de la Eurozona se disparaba hasta los 118 puntos, se cumplieron por los inmisericordes ajustes que se impusieron para acabar con cualquier indicio de recuperación.
Ni siquiera las modestas predicciones de Bruselas, que mencionaba también la burbuja inmobiliaria de Irlanda, cuya diferencia con la media de la deuda privada de la Eurozona se disparaba hasta los 118 puntos, se cumplieron por los inmisericordes ajustes que se impusieron para acabar con cualquier indicio de recuperación.
La bajada de hoy del precio del dinero, la justificó el presidente del BCE, Mario Draghi, en que "la circulación del crédito es débil en la zona del euro por una
aversión al riesgo, una falta de capital o una falta de financiación"
de los bancos. Señaló que "más allá del corto plazo esperamos que la economía del
área del euro se recupere gradualmente, aunque con un ritmo menor debido
a varios factores: las tensiones en algunos mercados soberanos de deuda
del área del euro, los desequilibrios en los balances de los bancos y
un alto paro".
Sin embargo, el
abaratamiento del crédito no implica necesariamente que vaya a haber más
préstamos. El euribor a 12 meses, el principal indicador al que están
referenciadas las hipotecas en España, ya tiene tal tendencia a la baja
que hoy marcó su nuevo mínimo histórico, el 1,202%, después de cerrar el
mes de junio en el 1,219%, cifra que permite ahorrar 680 euros al año
en una hipoteca de tipo medio (120.000 euros a 25 años) que no
disponga de cláusula suelo (no es el caso de Banca Pueyo, por ejemplo).
Habría que remontarse a marzo de 2010 para encontrar una tasa mensual
más reducida (1,215%).
También se justificó el presidente del BCE en que "en base a los actuales futuros del petróleo, las tasas de inflación
deberían bajar más en el transcurso de 2012 y volver a caer por debajo
del 2 por ciento en 2013. Teniendo en cuenta las decisiones de hoy, los
riesgos para la evolución de los precios siguen equilibrados a medio
plazo".
La autoridad monetaria, no obstante, no ha discutido la posibilidad de adoptar nuevas medidas extraordinarias o bien recuperar las subastas de liquidez a más largo plazo: "Todas nuestras medidas no convencionales son de naturaleza temporal", añadió al ser cuestionado sobre la posibilidad de reeditar las inyecciones de liquidez a tres años celebradas en diciembre y febrero con las que la entidad inyectó más de un billón de euros al Eurosistema.
También se ha decidido bajar el interés del dinero que los bancos depositan en el BCE ('facilidad de depósito') del 0,25 al 0%. Al no dar rentabilidad tener dinero guardado en el BCE, los bancos deberían mover el dinero en los mercados y prestarlo a otros bancos. El tipo interés al que el BCE presta dinero a otros bancos ('facilidad marginal de crédito') también se ha reducido del 1,75 al 1,50%.
La bajada de los tipos de interés en la eurozona coincide con la decisión del Banco Central de China de bajar a su vez los tipos de referencia para los créditos al 6% y los utilizados para los depósitos al 3%. El Banco de Inglaterra, por su parte, mantuvo invariables en el 0,5% los tipos de interés en el Reino Unido, en recesión desde finales de marzo, pero inyectó 50.000 millones de libras (62.000 millones de euros) en la economía británica para que los bancos presten esa liquidez a las empresas.
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