Para confirmar una vez más que si realmente queremos una energía más barata prescindiendo del petróleo -aunque con ello sufra Repsol- es preciso invertir en I+D -o gastar, como lo llama el PP-, el Grupo de Investigación en Desarrollo Tecnológico en Energías Renovables y Medio Ambiente de la Universidad de Extremadura (UEx), dentro de la iniciativa del Campus de
Excelencia Internacional Hidranatura, sobre Gestión Eficiente de
Recursos Hidronaturales, ha puesto a punto la técnica de digestión anaerobia que permite eliminar los residuos de la industria agroalimentaria procedentes de mataderos y almazaras, con el objetivo de obtener energía renovable en forma de biogás, una mezcla de metano (gas natural) y de dióxido de carbono con un "gran
contenido energético", según el coordinador del grupo, Francisco Cuadros.
Además de las ventajas medioambientales y de recuperación de
recursos hídricos, el biogás se puede transformar a otras formas de
energía, como electricidad, calor o usarse como combustible en vehículos
de transporte, informa el catedrático, que señala que esta técnica también se está aplicando con éxito en el caso del tabaco.
En el laboratorio, se mantienen dentro de los intervalos adecuados las variables físico-químicas que controlan, en ausencia de oxígeno, una putrefacción de la materia orgánica que en la naturaleza se prolonga 15 ó 20 años, con el fin de acelerar la degradación hasta los 15 ó 20 días.
Los primeros resultados apuntan a que las plantas de digestión anaerobia "podrían ser rentables económicamente", según nota de prensa de la UEx. Igual que rentables son, tras la inversión realizada en su instalación hace un año, las placas solares de Valverde de Leganés (6,16 KW en el Consultorio Médico, 11,4 en la Piscina Municipal, 20 en el Parque de la Granja y 45 en la Planta Depuradora). El pasado año, la empresa adjudicataria por 5 ejercicios (Valsolar S.L.) facturó a Endesa a cambio de la energía producida, 52.239,13 euros, por encima de la estimación media de rendimiento (50.000 €) para cada uno de los 25 ó 30 años del período de producción de estas instalaciones.
Todo esto se resume en la afirmación de José Emilio Rebollo, profesor titular de la Facultad de Ciencias de la Universidad extremeña, de que "la UEx es, con diferencia, la inversión más rentable de las arcas públicas en Extremadura. [...] por cada euro aquí invertido se generan 2,2 euros que revierten a la sociedad" (Diario Hoy, 12/04/2012). Especialistas en política universitaria han venido apostando por
incrementar la financiación de la universidad con una especie de ecotasa a las empresas que se beneficien de una formación de trabajadores por la que no pagan.
El I+D ofrece un nicho de puestos de trabajo que los empresarios no podrían deslocalizar a países con (aún) menores salarios y (aún) más desprotección que España. Y por si el aprovechamiento medioambiental no añadiera suficiente valor, hay más beneficios posibles.
A 20 km. al oeste de Moscú, en unas tierras agrícolas baldías, Rusia está tratando de construir su propia versión de Silicon Valley. El Centro de Innovación Skólkovo, como parte de una iniciativa para diversificar la economía del país, dependiente de la producción de gas y petróleo, y, a la vez, evitar la fuga de los mejores cerebros rusos, se centrará en cinco áreas: energía, tecnologías de la información, comunicaciones, investigación biomédica y tecnologías nucleares. El Kremlin ha reservado miles de millones de dolares para la potenciación del sector de la nuevas tecnologías y la innovación.
Con el centro en construcción se disponía ya del primer proyecto, enfocado en el cloud computing (computación en la nube), una tecnología que permite prestar servicios y alojar aplicaciones y datos en la Red. Permite, por ejemplo, realizar cálculos matemáticos complejos mediante miles de ordenadores, independientemente del terminal o la ubicación de los datos.
¿Más beneficios? Pues bien: el departamento de Hacienda de Nueva York había recuperado, a fecha 1 de julio de 2010, 100 millones de dólares con la analítica antimorosos, y la analítica predictiva manejando millones de datos por segundo sería muy difícil sin el cloud computing: "Es la virtualización del hardware. [...] El principal motivo para que una empresa cambie al cloud computing no es tecnológico, sino económico. El cambio se amortiza al año, se ahorra un 80% y la empresa es un 50% más efectiva", decía por entonces Lauren States, vicepresidenta de IBM. Así, los sistemas operativos y los programas informáticos de las empresas se alojan también, cada vez más, en la nube, metáfora de Internet.
A 20 km. al oeste de Moscú, en unas tierras agrícolas baldías, Rusia está tratando de construir su propia versión de Silicon Valley. El Centro de Innovación Skólkovo, como parte de una iniciativa para diversificar la economía del país, dependiente de la producción de gas y petróleo, y, a la vez, evitar la fuga de los mejores cerebros rusos, se centrará en cinco áreas: energía, tecnologías de la información, comunicaciones, investigación biomédica y tecnologías nucleares. El Kremlin ha reservado miles de millones de dolares para la potenciación del sector de la nuevas tecnologías y la innovación.
Con el centro en construcción se disponía ya del primer proyecto, enfocado en el cloud computing (computación en la nube), una tecnología que permite prestar servicios y alojar aplicaciones y datos en la Red. Permite, por ejemplo, realizar cálculos matemáticos complejos mediante miles de ordenadores, independientemente del terminal o la ubicación de los datos.
¿Más beneficios? Pues bien: el departamento de Hacienda de Nueva York había recuperado, a fecha 1 de julio de 2010, 100 millones de dólares con la analítica antimorosos, y la analítica predictiva manejando millones de datos por segundo sería muy difícil sin el cloud computing: "Es la virtualización del hardware. [...] El principal motivo para que una empresa cambie al cloud computing no es tecnológico, sino económico. El cambio se amortiza al año, se ahorra un 80% y la empresa es un 50% más efectiva", decía por entonces Lauren States, vicepresidenta de IBM. Así, los sistemas operativos y los programas informáticos de las empresas se alojan también, cada vez más, en la nube, metáfora de Internet.
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