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13 enero 2012

Influencia de los bajos ingresos en la falta de oportunidades

Contra el aparentemente irrefutable discurso de que como vivimos más, hay que retrasar la jubilación, propio de a quienes les espera una jubilación dorada, larga y plagada de buena salud, el estudio "Discapacidades e inclusión social" de la colección de Estudios Sociales de la Fundación La Caixa, realizado a partir de los datos de la macroencuesta del Instituto Nacional de Estadística (INE) sobre discapacidad de 2008 y presentado ayer en Madrid, alerta de que "a menos renta en el hogar, menor nivel de educación y salud, y mayor tasa de discapacidades" psíquicas, físicas o sensoriales, sentenció el sociólogo coautor del estudio Carlos Pereda.

Esta influencia del punto de partida de la renta en el hogar en el desenvolvimiento cultural y sanitario de la población desmonta ese otro castillo en el aire edificado en la idea de que el rico es el que ha trabajado para ganar lo que tiene y que el resto teníamos a nuestra disposición las mismas oportunidades de éxito.

El informe otorga a las personas con menos de mil euros de ingresos mensuales 4 veces más riesgo (8,4%) de sufrir una discapacidad antes de los 65 años que a aquellas con ingresos superiores a 2.500 euros (2,4%). Si una enfermedad no se cura bien o no hay una rehabilitación correcta, como puede suceder en los hogares con pocos recursos, puede convertirse en discapacidad. "Por eso es tan importante una sanidad pública para todos, que pueda eliminar esas diferencias por cuestiones de renta".

Los ingresos medios en un hogar con una persona discapacitada son un 25% más bajos que los de las familias sin ese problema. Ni siquiera que el 75% reciba una pensión por invalidez, saca a estos hogares de la precariedad. Además, del medio millón de personas con discapacidad que dicen necesitar recursos y no los reciben, un 66% son mujeres. "Ellas son las cuidadoras principales", en un 75% de los casos, "pero no reciben la atención que merecen cuando son ellas las que necesitan ser atendidas", señaló Pereda.

En consecuencia, de los 3,8 millones de discapacitados españoles, el 7% son analfabetos, frente al 1% de la población general. Y su tasa de desempleo se elevó al 40% en 2011, casi el doble de la tasa de paro total del 21,5%. Aun así, los autores señalan que aún es pronto para detectar los efectos de la crisis en estas personas. Una quinta parte de los que encontraron trabajo lo consiguió gracias a fórmulas de empleo protegido.

Las asociaciones que reprensentan a personas con discapacidad aprovecharon para criticar la aprobación por el PP de la moratoria para la incorporación de nuevos dependientes en el sistema de dependencia. El presidente de la Fundación ONCE, Alberto Durán, quien advirtió de que la discapacidad conduce a la exclusión social, señaló que el riesgo de caer en ella ahora es mucho mayor debido al "desmantelamiento del Estado del bienestar".

Otros estudios ya habían alertado que aumentar la edad de jubilación conduce a una pérdida de años de retiro: "los hombres de 65 años de Kensington y Chelsea [zonas de Londres de clase alta y media alta] pueden llegar a vivir otros 23 años, pero la gente de Glasgow [Escocia] sólo vive 14 años más", dijo a mediados de 2010 Brendan Barber, secretario general de TUC, organización confederal de sindicatos. Ante el hecho de que en algunas zonas de Inglaterra, los parados mayores de 50 años lo tienen difícil para conseguir empleo, una asociación de pensionistas denunció que el retraso de la jubilación sólo conducirá a que la gente de 65 años pase más tiempo en el desempleo.

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