En el nuevo número de la revista "Ventana Abierta", iniciativa de la Asociación de Amigos de la Cultura Extremeña, Ángel Valadés inicia su artículo "La transición política y los reformistas del franquismo" hablando de "la dictadura franquista que poco a poco dejó de ser totalitaria para convertirse en personalista, 'la dictablanda'". También Mario Vargas Llosa, de quien Valadés cita que los intelectuales son, a menudo, muy amantes de las catástrofes, se refirió al sistema político mexicano como la "dictadura perfecta" tachándolo luego el historiador Enrique Krauze de "dictablanda", pero al menos, ése sí, era un sistema tan democrático (en términos relativos) como el que hoy, tras la Transición, gozamos (en términos más relativos aún).
Bien es cierto que luego Valadés admite que "En 1974 el régimen franquista agonizaba y como todo régimen dictatorial que acaba, intentó permanecer endureciendo su incansable persecución a los comunistas, únicos que plantaban cara decididamente".
Lástima que el artículo preceda a otro de ensalzamiento de la tauromaquia y de poetas como Rafael Sánchez Mazas, miembro fundador de Falange Española y ministro del segundo gobierno franquista entre los agostos de 1939 y 1940.
Falange sigue existiendo hoy. A propuesta suya, y como hecho que muestra "lo enormemente incompleta que es la democracia en España", se está enjuiciando al "único juez -Baltasar Garzón- que se ha atrevido a intentar llevar a los tribunales a los asesinos y responsables del encubrimiento de los asesinatos por causas políticas de más de 150.000 personas [...] situación, que The Guardian definió como 'bochornosa' [...] en otros países europeos que sufrieron el fascismo [...] la Falange estaría prohibida y los miembros del Tribunal Supremo que aquí han mostrado sus simpatías por el golpe militar estarían expedientados y, de continuar expresando tales simpatías, estarían en la cárcel. No así en España. Mientras que unas fuerzas políticas vascas, como Batasuna, están prohibidas por no condenar la violencia de ETA, la Falange, que se muestra orgullosa de sus antecesores, está legalizada, y el Partido Popular, que nunca ha condenado por su nombre la dictadura [...] ha gobernado en España [...] contrastando con la postura expresada por la gran mayoría de medios de las derechas europeas, que han denunciado tal enjuiciamiento". (Vicenç Navarro, diario Público del 1 de julio de 2010).
En su artículo de ese número de "Ventana Abierta", "Largo Caballero y Primo de Rivera en Don Benito: voces prebélicas", Guillermo Paniagua, por su parte, reseña a quien "El 29 de octubre de 1933, en el Teatro de la Comedia de Madrid, junto al aviador Ruiz de Alda, crea el Movimiento Sindicalista Español, que sería el comienzo de Falange Española": el hijo del dictador a quien sustituyó el general Dámaso Berenguer en 1930, dando paso a la que se acuñó como "dictablanda", sin el uso redentor que se pretende otorgar al término cuando se aplica a dictaduras en que, "por cada asesinato político que cometió Mussolini, Franco cometió 10.000" (Vicenç Navarro, íbidem).
En cuanto a la otra supuesta voz prebélica, Paniagua mismo reproduce las palabras de Largo Caballero que la eximen como tal en su visita a Don Benito: "Largo Caballero no aceptaba que la derecha ni la burguesía ganara las elecciones de diciembre de 1933, y dijo, animando y excitando a los oyentes: 'Vamos hacia la revolución social. Y yo digo que la burguesía no aceptará una expropiación legal. Habrá que expropiarla por la violencia [...] Vamos a echar abjo el régimen de propiedad privada [...] Ya han iniciado los enemigos la guerra, y dicen por boca de Gil Robles que si el Parlamento no les sirve irán contra él. Pues bien. Nosotros respondemos: vamos legalmente hacia la evolución de la sociedad. Pero si no queréis, haremos la revolución violentamente. Esto, dirán los enemigos, es excitar a la guerra civil. Pongámonos en la realidad. Hay una guerra civil'".
Bien es cierto que luego Valadés admite que "En 1974 el régimen franquista agonizaba y como todo régimen dictatorial que acaba, intentó permanecer endureciendo su incansable persecución a los comunistas, únicos que plantaban cara decididamente".
Lástima que el artículo preceda a otro de ensalzamiento de la tauromaquia y de poetas como Rafael Sánchez Mazas, miembro fundador de Falange Española y ministro del segundo gobierno franquista entre los agostos de 1939 y 1940.
Falange sigue existiendo hoy. A propuesta suya, y como hecho que muestra "lo enormemente incompleta que es la democracia en España", se está enjuiciando al "único juez -Baltasar Garzón- que se ha atrevido a intentar llevar a los tribunales a los asesinos y responsables del encubrimiento de los asesinatos por causas políticas de más de 150.000 personas [...] situación, que The Guardian definió como 'bochornosa' [...] en otros países europeos que sufrieron el fascismo [...] la Falange estaría prohibida y los miembros del Tribunal Supremo que aquí han mostrado sus simpatías por el golpe militar estarían expedientados y, de continuar expresando tales simpatías, estarían en la cárcel. No así en España. Mientras que unas fuerzas políticas vascas, como Batasuna, están prohibidas por no condenar la violencia de ETA, la Falange, que se muestra orgullosa de sus antecesores, está legalizada, y el Partido Popular, que nunca ha condenado por su nombre la dictadura [...] ha gobernado en España [...] contrastando con la postura expresada por la gran mayoría de medios de las derechas europeas, que han denunciado tal enjuiciamiento". (Vicenç Navarro, diario Público del 1 de julio de 2010).
En su artículo de ese número de "Ventana Abierta", "Largo Caballero y Primo de Rivera en Don Benito: voces prebélicas", Guillermo Paniagua, por su parte, reseña a quien "El 29 de octubre de 1933, en el Teatro de la Comedia de Madrid, junto al aviador Ruiz de Alda, crea el Movimiento Sindicalista Español, que sería el comienzo de Falange Española": el hijo del dictador a quien sustituyó el general Dámaso Berenguer en 1930, dando paso a la que se acuñó como "dictablanda", sin el uso redentor que se pretende otorgar al término cuando se aplica a dictaduras en que, "por cada asesinato político que cometió Mussolini, Franco cometió 10.000" (Vicenç Navarro, íbidem).
En cuanto a la otra supuesta voz prebélica, Paniagua mismo reproduce las palabras de Largo Caballero que la eximen como tal en su visita a Don Benito: "Largo Caballero no aceptaba que la derecha ni la burguesía ganara las elecciones de diciembre de 1933, y dijo, animando y excitando a los oyentes: 'Vamos hacia la revolución social. Y yo digo que la burguesía no aceptará una expropiación legal. Habrá que expropiarla por la violencia [...] Vamos a echar abjo el régimen de propiedad privada [...] Ya han iniciado los enemigos la guerra, y dicen por boca de Gil Robles que si el Parlamento no les sirve irán contra él. Pues bien. Nosotros respondemos: vamos legalmente hacia la evolución de la sociedad. Pero si no queréis, haremos la revolución violentamente. Esto, dirán los enemigos, es excitar a la guerra civil. Pongámonos en la realidad. Hay una guerra civil'".
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