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24 octubre 2009

Refinerías que arden

Qué mejor forma de explicar el porqué de la celebración hoy del día internacional contra el cambio climático que mostrar en tiempo real uno de los muchos efectos adversos que una refinería tiene. Un enorme incendio visible a gran distancia desde las localidades de Guaynabo, Bayamón y San Juan, y al que los bomberos no podían siquiera acercarse a sofocar, se originó de inmediato ayer día 23 al registrarse varias explosiones en al menos 11 de los 30 tanques de la refinería de petróleo de la Caribbean Petroleum Corporation (CAPETO). Podemos estar ante uno de los peores desastres medioambientales en Puerto Rico. El alcalde de Guaynabo, Héctor O'Neill, ha afirmado que el incendio puede causar un grave problema medioambiental por la cantidad de combustible almacenado en los tanques de la refinería.

Se ha confirmado que ningún avión de la cercana ruta hacia el aeropuerto Luis Muñoz Marín en Carolina, barrio adyacente a San Juan, causó el accidente. Sin embargo, se están desviando los aviones por la reducción en la visibilidad de los pilotos ocasionada por el humo de las llamaradas. El superintendente de la Policía José Figueroa Sancha pronosticó que, dada la envergadura del incendio, se tardarán varios días en sofocar las llamas.

En el mismo marco de protestas llevadas a cabo en muchas ciudades del mundo, las 33 organizaciones que integran la Plataforma Ciudadana contra el Cambio Climático consideran este año como "clave" en la lucha contra la amenaza, y durante las cumbres de la ONU de noviembre y diciembre próximos en Barcelona y Copenhague respectivamente, se decidirán los detalles del acuerdo que dará continuidad al Protocolo de Kioto. Sin embargo, "no hay muestras claras de progreso de las negociaciones", han denunciado estas organizaciones, que han advertido de la "especial repercusión" del cambio climático en España "a menos que se cambie el modelo a tiempo".

Han pedido al Gobierno que "despierte" porque es necesario que lleve a cabo una "acción real" e implante una ley de cambio climático. Debe haber una apuesta plena por las energías renovables y eficientes, se deben aportar fondos para que todos puedan acceder a tecnologías limpias y hay que supervisar los flujos financieros. Es la misma petición que hizo recientemente, al ser entrevistado, el coordinador de IU en Extremadura, Pedro Escobar:
"Extremadura se desarrollará a partir de sus recursos naturales, de agua, sol y tierra en abundancia, de la ganadería autóctona y la agricultura, tanto intensiva en las zonas de riego, como de las nuevas formas de agricultura ecológica, de la agroindustria en el más amplio sentido del término, del turismo de descanso y naturalista, de las energías renovables (solar, eólica, biogás, biodiesel...) y de otro tipo de industrias de transformación que pudieran ubicarse en Extremadura y que hay que saber atraer."

Sin estos objetivos, España continuará el aumento de sus temperaturas y de la intensidad y duración de las olas de calor en verano, así como una disminución de las lluvias, lo que causará una reducción del agua potable. Se elevará el nivel de mar, se reducirá la biodiversidad y las plagas agrícolas tendrán mayor incidencia.

Pese a todo, España es el país de la Unión Europea que más incumple el Protocolo de Kioto, compromiso legalmente vinculante firmado por nuestro país, para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para todos los países industrializados. España es el 2º país del mundo que más ha aumentado sus emisiones porcentualmente desde 1990, y eso que las alegaciones y las manifestaciones han paralizado el regalo extra de 1.700.000 Toneladas de CO2 con que la Refinería Balboa y el PSOE extremeño querían obsequiar a la comarcas de Zafra - Río Bodión y Tierra de Barros.

Aunque le pese a Ibarra, hay que impedir que el aumento de temperatura media de la atmósfera sobrepase los 2 grados, "máximo de seguridad para que el cambio climático sea controlable". Para ello, es necesario conseguir una reducción del 50% de las emisiones globales antes de 2050 con respecto a los niveles de 1990. Para ello, los países industrializados deben reducir un 40% sus emisiones para 2020 y un 80 para 2050.

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