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27 diciembre 2013

La justicia social que le gusta al PP... y a la gente

Un país en el que los dramas sociales se resuelven a base de solidaridad ciudadana y no dirigiendo las justas reclamaciones a quien tiene el deber de hacer la política social, verá hoy cómo se reunen en el Pabellón ‘Juan Serrano Macayo’ de Cáceres los que quieren ayudar a la Asociación de Familiares y Personas con Enfermedad Mental (FEAFES) de Cáceres de la primera de las maneras, y no de la más efectiva, como podría ser el encerrarse todo el que quiera ayudar en la sede de quienes recortan los servicios y subvenciones a estos afectados para entregarlas a otros.

Curiosamente, un colectivo que recibe ese dinero que debería pertenecer a los que lo necesitan, hará el paripé de participar en el Encuentro Benéfico de Baloncesto. Es el colectivo que recibirá por ejemplo 55.000 euros de unos placentinos cuyo alcalde no tiene reparo en dárselos a la empresa del condenado Ortega Cano.

Si bien de otros muchos ya se esperaban estas contradicciones, esta forma de gestionar la sociedad no era propia del coordinador regional de Izquierda Unida, Pedro Escobar, que participará en el encuentro y se hará las fotos de rigor al lado de los que maltratan animales a sueldo de Diputaciones y Ayuntamientos extremeños.

Mención aparte merece el hecho de que los que recibirán el solidario plato de lentejas sin reclamarlo a quien corresponde, permitirán así que siga 'tranquilo, majete, en su sillón' el que hace como Franco, dejar la justicia social para la beneficencia. Y así, en las manifestaciones por la justicia social, muchos se parten el pecho -les parten el pecho, mejor dicho- por los que ni aparecen por allí porque están comiendo en un comedor de Cáritas.

Escribía E. Miret Magdalena en "El ciervo" a propósito del libro "Los nudos gordianos", de Federico Mayor Zaragoza: "El mundo -y todo lo que se refiere a él- tiene unos límites que no podemos superar, y hemos de saber contar con ellos para no darnos de cabeza con nuestros ingenuos idealismos que nos han llevado a la desesperanza. Este ejercicio ascético y mental es algo fundamental, pero muy difícil de adquirir, ya que nos movemos entre los extremos: el de no hacer nada, con lo que adoptamos un resignado pasotismo, o bien creer que lo ideal puede ser realizado por arte de magia. No obstante, incluso podemos advertir un tercer peligro: volver a un 'limosnerismo' más moderno, que es el que suelen realizar -y con él autoengañarse- muchas ONG. No, lo que tenemos que hacer es cambiar las estructuras del mundo actual siguiendo el dinamismo del mundo moderno, pero nunca siendo esclavos de él".

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