Ya el día 2, la CGT de Galicia había registrado ante la Consellería de Trabajo la convocatoria de huelga general para el 29-M, junto con las organizaciones sindicales CNT, CUT y CIG. Esta última había asegurado en un comunicado que CCOO y UGT "siguen en la ambigüedad" sobre su participación e hizo un llamamiento a que se sumen contra la reforma laboral: "Cuantos más sindicatos se sumen a esta convocatoria y cuando mayor sea la respuesta, mucho más fácil será obligar al Gobierno a que retire la reforma laboral, que es nuestro objetivo".
Sobre la posibilidad de mover la fecha "unos días" si CCOO y UGT decidían finalmente convocarla, el secretario General de CIG aseguró que las cuatro organizaciones estarían dispuestas a hacerlo para que la convocatoria fuese conjunta. Recordó que la fecha de finales de marzo se decidió teniendo en cuenta el debate parlamentario.
Finalmente, el Comité Confederal de la CNT acordó extender esta convocatoria, ya realizada también en Euskadi, y convocar huelga general de 24 horas el 29 de marzo contra la reforma laboral, a la que considera una agresión frontal contra los derechos y las condiciones de vida de la clase trabajadora, continuando las de medidas tomadas por el anterior gobierno, como la reforma laboral de 2010, la rebaja de salarios en la administración pública o el recorte en las pensiones y en los servicios públicos, que el actual gobierno está profundizando.
CNT rechaza cualquier negociación sobre los derechos conquistados por la clase trabajadora en años de luchas, así como el Acuerdo por el Empleo y la Negociación Colectiva alcanzado por CCOO y UGT y la CEOE en febrero, además de las enmiendas presentadas por estos sindicatos al trámite parlamentario de la reforma, ya que significa compartir el espíritu de la reforma y asume la lógica de la patronal y el gobierno de que la salida de su crisis debe realizarse mediante cesiones en los derechos de los trabajadores. La misma lógica ya llevó a estos sindicatos a aceptar el retraso de la edad de jubilación a los 67 años, tras la huelga general del 29 de septiembre de 2010.
Para CNT el rechazo frontal con la política y el modelo sindical de las burocracias de CCOO y UGT y su descrédito en amplios sectores de los trabajadores no deben convertirse en excusas contra la movilización y la lucha sino en acicates para reforzarla desde otra forma de hacer sindicalismo.
La movilización contra los responsables y beneficiarios de la situación actual (patronal, banca y gobierno) deber ser una dinámica imparable que levante una barrera contra las tentaciones de convertir los derechos de todos (trabajadores y trabajadoras, en paro o en activo, jubilados, sumergidas, estudiantes o precarios) en moneda de cambio de nadie.
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