El día 31 concluyó el proyecto de la versión extremeña de GNU/Linux y acabaron su contrato los 14 programadores encargados de su desarrollo. La Junta de Extremadura transfiere el Cesje (Centro de Excelencia de Software Libre José de Espronceda), el organismo que promovió para desarrollar Linex, a la fundación estatal Cenatic (Centro Nacional de Referencia de Aplicación de las Tecnologías de la Información y la Comunicación), órgano en cuyo patronato participan el Gobierno central, ocho autonomías y Telefónica, y que ya tenía entre sus misiones la de promocionar el software libre -programas informáticos que alguien ha desarrollado y que lo distribuye gratuitamente-; ahora también tendrá que mantener Linex.
El Cesje nació en julio de 2010, según el entonces director del Centro de Fomento de Nuevas Iniciativas Dependientes, Francisco Huertas, "con la intención de aglutinar todo el conocimiento y velar por el software libre que ha ido desarrollando el Ejecutivo regional a lo largo de varios años". Permitiría disfrutar de los avances conseguidos en el campo del software libre facilitando los conocimientos para mejorar el funcionamiento de las empresas y el acceso a la información del sector tecnológico en calidad a todas las instituciones de la región. Se mejorarían de esta manera las oportunidades de futuro nacional e internacionalmente, abriendo así nuevas fronteras, para las organizaciones y empresas extremeñas que buscan alternativas a la hora de invertir su capital en nuevas tecnologías.
La gestión de Cesje corría a cargo de empresa pública Centro de Estudios Socioeconómicos de Extremadura (Cesex), integrada en el Grupo Público Empresarial de Extremadura (GPEX), con la colaboración de Hewlett-Packard. El área de Excelencia suministraba programas gratuitos a las instituciones y el de Calidad desarrollaba las aplicaciones.
En abril de 2002, medios de todo el mundo, incluidos grandes diarios de EEUU, se hicieron eco de la noticia de que, en una remota región de España, el Gobierno autonómico había decidido abandonar Windows por el software libre, falsedad demostrada con el transcurrir de casi 10 años por cuanto aunque con 70.000 Linex estudian niños extremeños y los 15.000 equipos de la sanidad pública son libres, los servidores siguen funcionando con software propietario y apenas el 1% de los puestos de la Administración general autonómica funciona con código abierto. Y, al no predicar con el ejemplo, la Junta de Extremadura ha hecho que muchos extremeños desistieran de prescindir de los programas de Microsoft por no tener un referente que les hiciera perder el miedo al cambio de sistema operativo.
La apuesta de verdad por el código abierto está, pues, en los planes de la Junta de migrar los 40.000 ordenadores de la Administración autonómica de Windows a Debian. El propio Francisco Huertas, responsable de promoción del Cesje hasta el pasado día 31 y creador del proyecto Linex, junto al profesor Jesús Rubio, ha reconocido que temió que el cambio tras las elecciones autonómicas dejara de lado las tecnologías abiertas, "pero han calado tan hondo que en Extremadura no se entiende la informática sin el software libre", de ahí que, a falta del impulso necesario, muchas empresas creadas al abrigo de esta tecnología estén echando el cierre.
"Han pasado diez años y hay que plantearse si hay que seguir apostando por este localismo ["Linex no se creó para el mundo, era un proyecto muy concreto", dice Huertas] cuando hay distribuciones como Debian o Ubuntu con mucha gente detrás", opina el director general de Administración Electrónica y Evaluación de la Junta de Extremadura, Teodomiro Cayetano. No hay dinero para mantenerlo todo y hay que tomar "decisiones duras y valientes", añade este ingeniero informático.
En el estado "en que hoy día se encuentran tanto la tecnología en general como el software libre en particular, Linex ya no aporta nada frente a distribuciones soportadas por la comunidad, como Debian o Fedora, u otras detrás de las cuales se encuentran empresas, como Ubuntu o Suse. Y ni unas ni otras cuestan un euro al bolsillo de los extremeños", sostiene Cayetano, como viene sosteniendo Izquierda Unida desde hace mucho tiempo.
El programa electoral de la coalición para los pasados comicios municipales en Don Benito incluía "cambiar el software de pago por el software libre y dejar la política de certificaciones de Microsoft de utilidad muy reducida en la búsqueda de empleo" dado que el ecosistema de empresas punteras en el sector en la región se había creado en torno al software libre, que proporciona cualquier herramienta ofimática sin que los ingresos vayan al campus de Microsoft en Redmond, a 21 km. de Seattle.
Las ventajas del software libre ya se llevan pregonando años y parece que por fin se van a tomar en serio: ahorro económico por el pago de licencias, independencia tecnológica por el acceso al código del programa y desarrollo de la industria local por la libertad para modificarlo.
El Cesje nació en julio de 2010, según el entonces director del Centro de Fomento de Nuevas Iniciativas Dependientes, Francisco Huertas, "con la intención de aglutinar todo el conocimiento y velar por el software libre que ha ido desarrollando el Ejecutivo regional a lo largo de varios años". Permitiría disfrutar de los avances conseguidos en el campo del software libre facilitando los conocimientos para mejorar el funcionamiento de las empresas y el acceso a la información del sector tecnológico en calidad a todas las instituciones de la región. Se mejorarían de esta manera las oportunidades de futuro nacional e internacionalmente, abriendo así nuevas fronteras, para las organizaciones y empresas extremeñas que buscan alternativas a la hora de invertir su capital en nuevas tecnologías.
La gestión de Cesje corría a cargo de empresa pública Centro de Estudios Socioeconómicos de Extremadura (Cesex), integrada en el Grupo Público Empresarial de Extremadura (GPEX), con la colaboración de Hewlett-Packard. El área de Excelencia suministraba programas gratuitos a las instituciones y el de Calidad desarrollaba las aplicaciones.
En abril de 2002, medios de todo el mundo, incluidos grandes diarios de EEUU, se hicieron eco de la noticia de que, en una remota región de España, el Gobierno autonómico había decidido abandonar Windows por el software libre, falsedad demostrada con el transcurrir de casi 10 años por cuanto aunque con 70.000 Linex estudian niños extremeños y los 15.000 equipos de la sanidad pública son libres, los servidores siguen funcionando con software propietario y apenas el 1% de los puestos de la Administración general autonómica funciona con código abierto. Y, al no predicar con el ejemplo, la Junta de Extremadura ha hecho que muchos extremeños desistieran de prescindir de los programas de Microsoft por no tener un referente que les hiciera perder el miedo al cambio de sistema operativo.
La apuesta de verdad por el código abierto está, pues, en los planes de la Junta de migrar los 40.000 ordenadores de la Administración autonómica de Windows a Debian. El propio Francisco Huertas, responsable de promoción del Cesje hasta el pasado día 31 y creador del proyecto Linex, junto al profesor Jesús Rubio, ha reconocido que temió que el cambio tras las elecciones autonómicas dejara de lado las tecnologías abiertas, "pero han calado tan hondo que en Extremadura no se entiende la informática sin el software libre", de ahí que, a falta del impulso necesario, muchas empresas creadas al abrigo de esta tecnología estén echando el cierre.
"Han pasado diez años y hay que plantearse si hay que seguir apostando por este localismo ["Linex no se creó para el mundo, era un proyecto muy concreto", dice Huertas] cuando hay distribuciones como Debian o Ubuntu con mucha gente detrás", opina el director general de Administración Electrónica y Evaluación de la Junta de Extremadura, Teodomiro Cayetano. No hay dinero para mantenerlo todo y hay que tomar "decisiones duras y valientes", añade este ingeniero informático.
En el estado "en que hoy día se encuentran tanto la tecnología en general como el software libre en particular, Linex ya no aporta nada frente a distribuciones soportadas por la comunidad, como Debian o Fedora, u otras detrás de las cuales se encuentran empresas, como Ubuntu o Suse. Y ni unas ni otras cuestan un euro al bolsillo de los extremeños", sostiene Cayetano, como viene sosteniendo Izquierda Unida desde hace mucho tiempo.
El programa electoral de la coalición para los pasados comicios municipales en Don Benito incluía "cambiar el software de pago por el software libre y dejar la política de certificaciones de Microsoft de utilidad muy reducida en la búsqueda de empleo" dado que el ecosistema de empresas punteras en el sector en la región se había creado en torno al software libre, que proporciona cualquier herramienta ofimática sin que los ingresos vayan al campus de Microsoft en Redmond, a 21 km. de Seattle.
Las ventajas del software libre ya se llevan pregonando años y parece que por fin se van a tomar en serio: ahorro económico por el pago de licencias, independencia tecnológica por el acceso al código del programa y desarrollo de la industria local por la libertad para modificarlo.
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